martes, 10 de agosto de 2010

HAITÍ:SEIS MESES DESPUÉS DE LA TRAGEDIA

El doce de julio de este año se cumplieron seis meses desde que un terremoto de 7.0 grados en la escala de Richter sacudiera y asolara a Haití, especialmente a su capital, Puerto Príncipe. A pesar de la ayuda recibida, que supera los 11 mil millones de dólares, sus habitantes aún viven en condiciones de extrema pobreza, mientras se calcula que la reconstrucción total del país antillano tardará 20 años.
Durante varias semanas Haití fue el centro de atención mundial. Todos los medios de comunicación contaron el desarrollo de una de las peores catástrofes naturales de la historia, que dejó en su camino más de 250.000 muertos y un millón de desplazados entre ellos Marc, un niño de cinco años con notables signos de desnutrición que a diario busca en el piso algo que comer para calmar su hambre. Esta historia publicada recientemente por el diario el Espectador titulada Haití: El país zombi, muestra que después de seis meses la república sigue al borde del abismo.

Haití, antes y después del terremoto es el país más pobre de América. Según el Banco Mundial, casi 240 millones de dólares se pusieron a disposición del país para evaluar el impacto de la tragedia, implementar infraestructura de emergencia, proyectos educativos y comunitarios así como para proporcionar financiamiento al sector privado. Sin embargo, a medio año de la tragedia, se hicieron públicos varios informes en los que se denunciaba que la ayuda prometida por los donantes no llegaba al país caribeño. Entre los informes, se destacó el expuesto por Secretario General de las Naciones Unidas, Ban ki-Moon, en el cual se señaló que sólo ha llegado el 2% de los donativos.

La desesperación de los habitantes a falta de recursos ha impulsado protestas por todo el país, pues tras las expectativas de ayuda, las entregas de alimentos, viviendas y asistencia médica sigue siendo irregular. El aporte económico y humanitario proveniente de República Dominicana, Estados Unidos, países latinoamericanos, europeos, y de organizaciones como la Cruz Roja Internacional y el Fondo Monetario Internacional (FMI), entre otros, es insuficiente, teniendo en cuenta la inestabilidad política, económica y social que Haití ha enfrentado durante décadas. Por el momento, miles de haitianos y haitianas continúan viviendo en condiciones precarias en refugios y tiendas

La situación actual muestra que el gobierno haitiano ha sido lento para tomar las decisiones necesarias para pasar de un estado de emergencia a un período de recuperación. El país actúa paulatinamente ante las complejidades logísticas de problemas como la remoción de escombros y la identificación de sitios seguros para la reubicación de viviendas. Solo hasta el mes de mayo el presidente de Haití, René Preval se encargó de trasladar a 11.600 víctimas a un barrio formal. Aún no se levantan algunos refugios temporales, mientras la supervivencia de miles de haitianos se ve amenazada por los vientos, el calor, las enfermedades como la tuberculosis, las lluvias y la probabilidad de llegada de un ciclón tropical.

Según Carlos García, profesor de la Universidad Complutense de Madrid: “El principal problema que tiene Haití, es la falta de estructuras de organizaciones, es decir, los largos periodos de golpes militares, las dictaduras, la invasión militar que tuvo a principios de siglo, han hecho que el país no pueda construir sus propias formas de organización, los partidos son absolutamente débiles, escuálidos, responden a los intereses personales del dirigente”.

Además de la inestabilidad política de Haití, la situación de corrupción afecta el proceso de reconstrucción. Aún así Javier Esparza, ex funcionario internacional de la OEA, considera que sí hay salidas: “si se logra una coordinación eficaz de la cooperación internacional, esa podría ser una manera eficiente de controlar el uso adecuado de los recursos, para los fines específicos requeridos en ésta situación”.

Otro de los sucesos que se presenta en el país es el desplazamiento masivo de los haitianos a República Dominicana en respuesta a la falta de oportunidades en la nación. Jean Paul, periodista e investigador de Haití declaró a medios colombianos que las víctimas del terremoto han perdido la fe en su país y han decidido emigrar a la provincia Dominicana de Santiago, siendo la segunda ciudad más rica e industrializada de la zona.

Pero la situación política del país caribeño está cerca de definirse pues los candidatos para las elecciones de noviembre se alistan para competir esta semana cuando se cierren las inscripciones presidenciales, siendo un evento clave para la reconstrucción a largo plazo de Haití. El restablecimiento de la institucionalidad ha generado tanta atracción que hasta la estrella del hip hop Wyclef Jean podría postularse a la presidencia, luego de su reconocida labor solidaria a favor de las personas más afectadas por el terremoto.

Por ahora, 70 partidos políticos y coaliciones se han registrado para las elecciones nacionales que elegirán al sucesor del presidente Preval, que ha recibido durante los últimos meses acusaciones por intentar aferrarse al poder y manipular al Consejo Electoral. Además, los sobrevivientes del terremoto sostienen que la mala gestión del gobierno, la corrupción y el pésimo estado de las construcciones magnificaron los efectos del sismo.

Mientras que la Comunidad internacional sigue organizando grandes cumbres para concretar la reconstrucción de Haití a través de recolectas de fondos y acordar una estrategia de intervención para los próximos años, el país está al borde de una crisis política generada por conflictos entre el régimen en el poder y los grupos de la oposición.

El destino de Haití depende, por el momento, de la capacidad de articulación y movilización de los diferentes movimientos y organizaciones de la sociedad civil haitiana para exigir el respeto y la protección de la dignidad y de los derechos fundamentales del pueblo, especialmente de la población damnificada y desplazada, más allá de la eventual crisis política interna y de la ligereza de ciertos organismos y países de la comunidad internacional de instaurar al país su propio proyecto de reconstrucción.

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